jueves, 22 de octubre de 2009

Un largo camino…a las zapatillas


Tres meses de ahorro, sí, tres meses de guardar peso sobre peso para poder comprarme esas zapatillas que ansío desde hace tanto tiempo. Del total del sueldo del laburo, tengo que destinar unos cuantos pesos para poder cubrir los gastos que mis viejos este mes no quieren hacerse cargo, después de una fuerte discusión, en la que mi vieja me prometió no darme un extra en mi mensualidad, como lo estaba haciendo desde hacía un par de meses. Entre ellos, la ida al recital, el vestido para la fiesta y alguna que otra salida, aunque últimamente estoy más recluida que nunca en mi departamento y ni asomo la cabeza a la puerta más que para ir a la facultad o al trabajo.

Pongo un stop en mi cabeza que va a mil por hora y comienzo a pensar en lo mucho que deseé que llegara el único día de la semana que tengo libre y que están abiertos los negocios, para poder escaparme de la rutina e ir en busca de las zapas de color negro y con abrojo. Es un calzado fresco y sumamente cómodo que sé que puedo usar todo el año, con o sin medias. Una amiga, tan ansiosa como yo de estar a la moda (o más), al pasar me contó hace unas semanas de lo nuevos modelos que trajeron y me volví loca de contenta.

También soy consciente de que en el shopping están más caras que en la tienda que las venden exclusivamente, pero a su vez el Alto Palermo me queda más cerca que cualquier negocio en donde las ofrezcan. Bah, a esta altura poner 50 pesos más o menos no va a afectar tanto a mi bolsillo. Mi único objetivo es calzarme las zapatillas Nike. Entonces manos a la obra…

Es un sábado de primavera del mes de octubre, de esos en los que uno desea estar todo el día al aire libre, aprovechando a full del sol y del calor, con amigos, familia o algún novio…me levanto a las 8, después de haber dormido sólo 5 horas. Igual no pude dormir más que eso porque los nervios y la incertidumbre me están carcomiendo el cerebro. Entro en estado de pánico cuando una idea se cruza por mi cabeza… ¿Y si no consigo las zapatillas? Puede haber múltiples motivos para que no llegue a mi cometido… ¿Y si llueve bien fuerte y no puedo salir ni a calle? ¿Si al caminar (orgullosa) con mis zapatillas alguien me las roba? ¿Si ya no hay más de mi número al momento de ir a buscarlas? ¡¡¡Ay no!!! Trato de sacarme esos malos pensamientos y decido ser optimista, y pensar que no hay motivo para que mi objetivo no sea cumplido. Lo bien que hago…

Desayuno unos mates y tipo 10 salgo caminando en dirección al shopping. Ni siento las 12 cuadras y los 15 minutos que tardo caminando por avenida Santa Fe, hasta llegar a Coronel Díaz. Hay poca gente en la calle todavía. Es fin de semana, y además el viernes sale todo el mundo de joda, por lo que el tránsito también está descongestionado. Aprovecho y cruzo varios semáforos en rojo, aunque sé que está mal, para poder llegar más rápido. El ingreso triunfal en el Shopping es como si hubiese ganado una carrera o hubiera ido a una de esas playas caribeñas que tantas ganas tengo de conocer…es rapidísimo…

El local de Nike queda en el segundo piso del complejo. Subo las escaleras mecánicas como una luz, y en esos segundos noto como la gente que está ya a esa hora en el Alto me mira como pensando que estoy loca, o que algo me pasa… “¿Qué miran?”, pienso… ¡Yo sólo quiero llegar a la tienda! Entro ansiosa, y me dirijo al sector en donde se ubican los modelos de calzado de mujer, y busco los rift (así se llama el tipo)… una vendedora simpática se me acerca y me pregunta si me puede ayudar… ¡obvio que sí le contesto! ando buscando…y ahí le cuento lo que estoy tratando de conseguir…me dice que se va a ir a fijar. Tarda tres minutos aproximadamente y vuelve con las manos vacías… se me afloja el cuerpo de sólo pensar que pueden no estar. Para generarme más tensión me comenta que va a consultar en las demás sucursales para ver si hay más pares, pero que no me asegura nada. En ese momento le quiero saltar a la yugular, como si ella tuviera la culpa pobre. ¿Igual, me recato, respiro profundo y pienso que responsabilidad tiene la pobre mina? La veo que habla por teléfono con una tal Sofi, de una de los locales de otro de los shoppings…

Creo que me ve desesperada, pálida, más de lo que soy, mientras habla por teléfono me hace un gesto de okay, de que las malditas (a esta altura ya lo son) zapatillas están.
Ya estoy agotada, tanta adrenalina me devastó…

“Si querés te las mando a traer, en una hora llegan con el pedido que nos envían del día”, me dice. ¡¡Que amorosa!! No sé como agradecerle el inmenso favor. ¡Uff! Que alivio… Ahí recién me puedo relajar y voy a tomar un cafecito en uno de los bares del Alto Palermo.

Sé que a veces no soy tan puntual, pero esta vez lo soy más que nunca… más que en la primera cita, más que en la primera entrevista de trabajo, más que el primer día de facultad… a los 60 minutos estoy de vuelta en el local que me había quedado a unos 50 metros de donde yo estaba sentada. Entro y ahí están brillosas como pocas la caja roja en donde me están esperando mis zapas. Le agradezco inmensamente el favor a la empleada, a la cajera, creo que hasta el guardia del lugar, abono lo que corresponde y rajo chocha de contenta con la bolsa y la caja adentro. Suele importarme demasiado lo que piensan los demás de mí, pero esta vez me preocupa poco y nada.

No sé que hacer con tanto tiempo libre que me queda. Mi celular no suena ni a palos, ni con un mensaje de la empresa con promociones del día; nadie me propone ningún plan ni a la mañana ni a la tarde, por lo que decido invertir los 300 mangos que todavía guardo en la billetera, en algo productivo, por lo menos para mí… Sí, ¿por qué no? Al fin y al cabo es mi plata, mi día y mis ganas de seguir comprando. Voy a uno de los locales de ropa y a uno de carteras, y me compro una remera ideal para estrenar con mi nuevo calzado, y un bolso súper chic para todos los días. Sé que no va a faltar una buena ocasión como para estrenar todas mis adquisiciones, porque oportunidades de lucirlas va a haber miles… lo que no tengo claro es ni el día ni para quién lucirlos, pero a esta altura ¿quién me quita lo bailado?

1 comentario:

  1. Quiero ver las zapas30 de octubre de 2009, 21:34

    Soy el único o todos queremos ver las zapatillas!?!?!?!?!?!

    QUIERO VERLAS!!

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